viernes, 17 de abril de 2009

De Murcia a París, y río porque me toca

Gran estreno regional de la adaptación de 'Ninette y un señor de Murcia', a cargo de la compañía albaceteña Cachivaches, la pasada noche en Alcantarilla

El programa cultural del segundo trimestre del año en Alcantarilla fue inaugurado este viernes, con el estreno regional de un título mítico, 'Ninette y un señor de Murcia'. La obra de Miguel Mihura, estrenada en 1964, y que cuenta con adaptaciones a la televisión y al cine -la última dirigida por José Luis Garci en 2005-, está en esta ocasión interpretada por la compañía albaceteña de teatro Cachivaches, que lleva a escena un guión dirigido y modificado para nuestros tiempos por José María López Ariza.

La obra, que roza las dos horas de duración, antepone dos mundos totalmente contrapuestos: por una parte, el de la España del franquismo, encarnada en Andrés, un murciano de derechas y ultracatólico, que viaja a París con la expectativa de disfrutar de todas aquellas historias que le cuenta un amigo suyo afincado en la ciudad de la luz, Armando.

De otro lado, encontramos a la joven Ninette, hija de un matrimonio de exiliados republicanos
, Pedro y Bernarda, la cual representa el cosmopolitismo, la libertad y la intelectualidad de la tierra en que se ha criado, y que tantas diferencias aguardaba con su país vecino.

Así, con el humor como ingrediente básico, nos hacemos testigos de la dantesca aventura entre un murcianico y una niña francesa, que suponen igualmente el nexo de unión entre las dos Españas de aquel entonces.

Muy buena la adaptación de la compañía manchega, cuyas horas de trabajo se manifiestan en la gran diversidad de situaciones, así como la inclusión de un buen número de actuaciones musicales intercaladas entre las escenas, y que se ambientan en tipicalidades de París, como el Cabaret.

En definitiva, gran velada teatral la vivida ayer, empañada en parte por el poco respeto del público, que en unos casos hacía oídos sordos a la solicitud de que se apagaran los móviles -ocurriendo de esta manera lo que todos imaginan-, y en otros que quizá confundía el estar en una obra de teatro con encontrarse comprando en el mercado local.

En efecto, me refiero a las señoras que, con sus estruendosas carcajadas y continuos comentarios, parecían querer participar en la trama. Pero en fin, dicho comportamiento no desentonaba del todo con el tema de la obra. Al menos el pobre Andrés sentía algo del calorcico de su tierra.


Imágenes de la primera adaptación al cine, con Fernando Fernan Gómez como Andrés

*Imagen: teatrocachivaches.es

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