Por supuesto, menor formato no quiere decir menor plasticidad, ni menor fuerza expresiva. El título de la obra ("La corrida") ya es un claro indicativo temático: en esta ocasión Llamas explora el toreo, la fiesta nacional, la mitología hispana. Así, el artista modela a su antojo capotes, monteras y banderillas, si bien los protagonistas de la exposición son fundamentalmente dos: toro y torero.
Para los profanos escultóricos como yo resulta impactante comprobar cómo Llamas dota a materiales inertes como el hierro, el bronce, la madera o la piedra de una expresividad plástica y de un movimiento sin límites. Sus obras no se quedan en lo superficial, sino que ahondan en un tema tan candente en la actualidad como es la tauromaquia. Miedo, valor, virilidad, sensualidad e incluso humor se funden en un crisol de sentimientos. Quizás Llamas demuestre con su obra que se puede ser divertido y profundo al mismo tiempo.
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